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Nos situamos en uno de los contextos psicológicos que más estrés genera al ser humano. La incertidumbre de lo que va a suceder con el coronavirus.
Nos movemos en una sociedad de control y de hiperoganización, la amalgama de información y recursos tecnológicos nos ha convertido en sociedades cuyos ciudadanos poseen cerebros acostumbrados a organización y orden.
En este contexto, nos invaden dos amenazas claras: el propio coronavirus y la sensación de incertidumbre que nos provoca esa misma falta de control o previsibilidad. El resultado es la ansiedad generalizada durante gran parte del día y el miedo a no conocer la previsibilidad de los eventos asociados al COVID-19 .
Hay una serie de conductas que hemos de tener en cuenta a la hora de tratar de ver el grado de implicación mental que tenemos con el coronavirus.
ü Tengo sensación de miedo gran parte del día y no me puedo quitar la idea de la cabeza.
ü No puedo evitar estar gran parte del día pegad@ a las noticias en TV o en la red.
ü Analizar casi en todo momento nuestras sensaciones y tener la percepción de que se cumplen todos los criterios de la enfermedad.
ü Me cuesta realizar las labores del día a día e incluso controlar de manera efectiva el trabajo. El miedo me llega a paralizar y no sé qué hacer.
ü A veces siento temblores , taquicardias y sudoración excesiva sin motivo aparente.
ü Dificultad para mantener un sueño reparador.
Las recomendaciones para llevar la situación lo mejor posible son las siguientes:
ü Lo primero cambiar los pensamientos, para ello tenemos que identificarlos y cambiar o eliminar los que nos están produciendo el malestar . El mejor modo es distraerse en otras cosas y NO estar recurrentemente pensando en lo mismo.
ü Reestructurar nuestras emociones: Se trata de comunicar nuestras emociones a los demás , con las personas más cercanas a nosotros a través de las redes sociales por ejemplo ya que no debemos saltarnos el confinamiento.
ü NO infoxcarse, es decir no pasar el día buscando información o datos confirmatorios de poder poseer la enfermedad.
ü Tener mucho cuidado con las conductas de rechazo a los demás , sobre todo las debidas al miedo ya que ello puede provocar que nos estresemos más y vivamos mejor el tránsito por el periodo que dure el estado de alarma.
ü Es positivo establecer una serie de rutinas diarias para no caer en el tedio y aburrimiento que supone estar varias jornadas de encierro en los domicilios familiares.
ü No magnificar el riesgo real que se puede tener de padecer la enfermedad. Es decir no pensar que sí o sí le va a tocar a un@.
ü No trivializar este mismo riesgo, ser cauto y moderado y guardar las medidas de seguridad e higiene.
Vicente Femenía Lloret
Psicólogo General Sanitario, Social Media Creador de contenidos.
Colegiado CV 10692